En un mundo cada vez más digital, las empresas y los jefes de equipo confían cada día en las herramientas tecnológicas para satisfacer las demandas internas y externas. Las aplicaciones de programación, el control de asistencia, la planificación digital y las plataformas de comunicación son recursos que no solo facilitan las operaciones empresariales, sino que también refuerzan la cultura y la credibilidad corporativas.
La monitorización de apps de mensajería como Telegram y WhatsApp Corporate plantea un importante debate sobre la privacidad de los empleados y las políticas de cumplimiento corporativo. Por un lado, las empresas argumentan que la monitorización de mensajes es una medida de seguridad y prevención de riesgos, especialmente en sectores donde la protección de datos sensibles es crucial. Por otro lado, los empleados señalan que esta práctica puede poner en peligro la confianza y ser vista como una invasión de la privacidad.
Sin embargo, además de utilizar estas aplicaciones, las organizaciones que buscan mitigar las vulnerabilidades de ciberseguridad optan a menudo por integrar tecnologías preventivas en sus sistemas. Esto plantea la pregunta: ¿Es legal vigilar los canales de comunicación corporativos?
Motivos del control
La ley permite a las empresas supervisar los dispositivos y cuentas corporativos, es decir, las empresas pueden supervisar los canales de comunicación corporativos siempre que esta práctica se comunique claramente a los empleados por adelantado. Para aumentar la seguridad jurídica, se recomienda que los empleados firmen un formulario de consentimiento para formalizar su conocimiento y acuerdo con la política de supervisión. Además de garantizar la transparencia, este proceso demuestra el compromiso de la empresa de proteger sus intereses sin comprometer la confianza de los empleados.
Es importante señalar que este tipo de monitorización y archivo es totalmente legal y puede ser fundamental para el desarrollo y la seguridad de las organizaciones. En un escenario de crecientes riesgos cibernéticos y regulaciones estrictas, la monitorización corporativa se está convirtiendo en una medida esencial para proteger los datos confidenciales y prevenir posibles delitos, contribuyendo así a un entorno empresarial más seguro y responsable.
En los sectores que manejan datos personales, como el financiero y el sanitario, la normativa obliga a las organizaciones a tomar medidas para proteger la privacidad y la seguridad de los datos de los clientes. Esta supervisión forma parte de una práctica más amplia de cumplimiento digital, en la que las herramientas de ciberseguridad, como las soluciones especializadas de tuvis, ayudan a mitigar el riesgo de fuga de datos y a proteger la integridad de las comunicaciones dentro de la organización.
Retos y limitaciones
A pesar de sus ventajas, la vigilancia se enfrenta a resistencias y recelos, ya que la sociedad está preocupada por la medida en que las empresas deben interferir en las comunicaciones privadas. Para que la supervisión sea eficaz y respetuosa, debe ser transparente. Por ello, informar a los empleados sobre la política de control y sus objetivos es esencial para mantener la confianza y el compromiso.
Cómo aplicar la supervisión en las empresas
Algunas prácticas internas pueden ayudar a una empresa a establecer un control ético y eficaz, entre ellas
- TransparenciaComunicar la política de control y sus motivos.
- Respeto de la vida privada: Supervisar únicamente las comunicaciones realizadas dentro del contexto corporativo.
- Tecnologías seguras: implantar soluciones que ayuden a mantener la confidencialidad de los datos.
La supervisión del canal de mensajería es profesional y segura, lo que garantiza la continuidad de la empresa sin poner en peligro la ciberseguridad de empleados y clientes.
Los sistemas de seguridad Tuvis proporcionan una supervisión eficaz de los canales de mensajería corporativos. Con soluciones avanzadas de Prevención de Pérdida de Datos (DLP), es posible identificar rápidamente las actividades de riesgo en las plataformas, lo que permite a los ejecutivos y equipos tecnológicos detectar el tráfico inadecuado de datos sensibles, como el envío de información confidencial (CPF, datos bancarios) o acciones fuera del ámbito corporativo, como la concesión no autorizada de descuentos o cargos incorrectos.